EL CRISTAL CON QUE SE MIRA #101
EL DERBI FINAL
El domingo pasado iba yo a contramano. Mientras aficionados de todas las edades caminaban avenida Eduardo Dato arriba con sus bufandas, sus camisetas y su ilusión por ver de nuevo el estadio lleno, yo iba en dirección contraria a la Feria del Libro a firmar mi “Beernes” de una a dos de la tarde. Me dio tiempo antes para acercarme al hotel de concentración del Levante, saludar a Coke y darle las gracias por ese magnífico epílogo que ha escrito para el libro “Maradona, uno de los nuestros”, que ha coordinado, claro, la Peña Sevillista Coke Andújar, que ha editado Anantes y cuyos beneficios íntegros irán destinados al mantenimiento de una escuela de fútbol mixta en Louga, Senegal (no sé si lo hemos dicho alguna vez por aquí…) Estamos deseando ir a presentarlo por las diferentes peñas de la ciudad e, incluso, de la provincia. Vayan avisando si les interesa, que allí que nos plantamos.
El caso, decía, es que, con esto de la Feria del Libro, me perdí el partido del Sevilla Fútbol Club, un partido que, por lo que nos iban contando sobre la marcha (minuto y resultado), en vez de en el Sánchez-Pizjuán parecía que se estaba disputando en la librería Caótica, al lado de las Setas (muy recomendable, por cierto…) Y me perdí también esa fiesta única y original que se marcaron los Biris al comienzo del partido. Aunque salten cinco minutos más tarde al campo, yo los quiero siempre en el doce titular de mi equipo.
También me perdí eso que dan en llamar cada año el derbi del siglo y que, en esta ocasión, gracias a la pasta de los jeques y a su política de “las figuras para mí”, igual que antes de la pandemia hacían Madrid y Barça, el derbi dichoso se ha convertido, como bien decía Manu Sánchez el otro día, en un partido entre el segundo (con permiso de los nuestros) y el noveno. Ideal para la siesta…
No fue el único derbi que me perdí. Tampoco presencié ayer, ni siquiera por el transistor, como hacen los aficionados de toda la vida, el derbi anunciado entre los dos ya históricos rivales: Castro y Del Nido. Me aburren mucho los argumentos de unos y otros. Me indignan más todavía algunas actitudes de unos y otros. Y aquí venimos a hablar de fútbol, no de egos. En este derbi, a mí sólo me verán animando a Accionistas Unidos. Porque ellos saben lo que cuesta, lo que vale (que no es lo mismo) y lo que significa una acción del Sevilla Fútbol Club. Ellos, que tienen una, cinco, diez… Ellos, que no representan a la gran masa accionarial del club ni falta que les hace, porque ya representan al corazón de todos. De ellos sí que hablo. Como decía el poeta, el resto es vanidad.
Y al ritmo que vamos, creo que también me voy a perder los dos próximos partidos del equipo: el de mañana contra el Mallorca, porque a esa hora estaré en la Feria del Libro (dónde si no) leyendo aforismos, y el del sábado contra Osasuna, porque estaré negociando botellas de vino con editores, poetas y otras gentes de similar calaña.
Ustedes, sin embargo, sí que pueden aprovechar algún rato entre partido y partido para acercarse a vernos a la Plaza Nueva. Les recomiendo encarecidamente que visiten la caseta número 11, de Ediciones en Huida. Detrás del mostrador se encontrarán a mi amigo Martín Lucía, un sevillista de los grandes, fino, irónico y apasionado como el que más. Si además le llevan un botellín, lo agradecerá infinito.
También pueden acercarse a la caseta 37, de la editorial Anantes. Sus responsables, Ismael Rojas, Ruth Llopis y Manuel Pichardo también son amigos, sevillistas de toda la vida y miembros destacados de la Peña Coke Andújar. Seguro que ya han adivinado en qué caseta pueden adquirir el libro “Maradona, uno de los nuestros”…
Por último, no dejen de visitar la caseta número 9, correspondiente a El Paseo Editorial. Su cabeza visible (cabeza y cuerpo, porque es bien grande) es mi amigo David González Romero, que no sé si es sevillista, pero es carnavalero y juancarlista (del de Cádiz, no del de Catar) como servidor y eso me vale. Allí pueden adquirir un libro más que recomendable de su editorial, “El derbi final”, donde escritores sevillistas y palmeros (de los de al fondo a la derecha de La Palmera, quiero decir), rivalizan de manera sana y con deportivo humor en una colección de relatos para leer entre ventana y ventana, que aún no sé a qué viene la moda esa de medir todo en “ventanas” y no, por ejemplo, en balcones, que es mucho más de aquí… Pero, bueno, eso será tema de otro artículo, que ahora me tengo que volver pa la Feria…
EDUARDO CRUZ ACILLONA