EL CRISTAL CON QUE SE MIRA #173
CON FALDAS Y A LO LOCO
Quien me conoce sabe que no le profeso ninguna devoción, es más, ni el más mínimo interés, a la Selección Nacional de fútbol. Por muchos Unais, Sancets, Iñakis o Navas que jueguen en ella, no logro entender que un jugador que es MVP (Muy Valiente Palmera) en cada partido que disputa, no sea titular indiscutible en ese equipo que se da en llamar La Roja, como la protagonista de un anuncio de compresas. Ese equipo no me representa. Riapitá. Aserejé. Etcétera.
Por todo ello, comprenderán que el pasado jueves por la mañana, emotivo sin motivo Día Nacional de la Cabra Hispánica, me resultara muy extraño ver a tantos hombres vestidos con falda escocesa en las inmediaciones del Sánchez-Pizjuán. Al principio pensé que se trataba de una reunión de antiguos alumnos de algún colegio concertado de la zona, pero el uniforme no me sonaba… No era el del Portaceli, no era el de la Sagrada Familia de Urgel…
Luego me dio por pensar que se trataba de una de esas despedidas de soltero de madrileños que vienen a Sevilla disfrazados de mamarrachas porque en su pueblo, Madrid, no tienen narices de hacerlo. Pero cuando me contaron que habían protagonizado una batalla campal en la Alameda, lo descarté. Esta gente de la meseta lo más bochornoso que hacen en nuestras tierras es aplaudir al sol al atardecer, pero no lanzan al aire botellines de cerveza por muy de Cruzcampo que sean, ellos tan de Mahou…
Así que me quedé muerta cuando me dijeron que eran aficionados de la selección de Escocia, que jugaban esa misma tarde contra España en el Estadio Olímpico, ese lugar en las afueras de la ciudad (aunque más cercano que Sevilla Este, dónde va a parar) en el que se bautizan los Testigos de Jehová, lo peta Manu Carrasco en sus conciertos en directo y, en breve, nos van a mandar a jugar partido a partido a saber hasta cuándo mientras a nuestro estadio le hacen vaya usted a saber qué.
Con lo que me gusta a mí un buen escocés… Con su café, con su helado de vainilla y con su, esta es la clave, generoso lingotazo de whisky…
Pero más muerta me quedé el sábado por la noche. Cuando puse la cadena de televisión que tiene nombre que sube al marcador (es que no quiero hacer publicidad de Gol Play) y vi que jugaban el Sevilla Fútbol Club y el Valencia CF…
No sé cuánta más gente lo vio. Pero las gradas eran lo más parecido a un club de fans de un inspector de Hacienda. Cuando marcó el 1 a 0 Inma Gabarro, la celebración se escuchó con eco, no te digo más.
El estadio Jesús Navas jamás acabará llamándose Coliseum porque aquí no admitimos a infectados por el virus alfonsopérez, otro MVP (Mi Valiosa Po***) muy jaleado en su día en la carretera esa que va caminí todejeré eeé… Pero no estaría de más que el orgullo por un escudo se tradujera en un apoyo explícito, apasionado, incondicional a nuestros colores, a nuestra gente. Porque detrás de Olga Carmona hay un montón de apellidos en el dorsal que están destinados a hacer historia en nuestro club y más allá. Porque ellas se lo merecen. Y porque no, no es requisito imprescindible ir a animarlas vestidos con falda…
EDUARDO CRUZ ACILLONA