EL SEÑOR DE ATRÁS

EL CRISTAL CON QUE SE MIRA #23

EL SEÑOR DE ATRÁS

Da igual en qué parte del estadio tengas tu asiento. Incluso da igual en qué estadio tengas tu asiento. Invariablemente, allí donde estés, siempre tendrás al “señor de atrás”.

El señor de atrás lleva instalado de serie un tono de voz grave y  desagradablemente elevado además de carecer de modulador de volumen.

El señor de atrás no sólo es el que más entiende de fútbol de toda la grada en la que se ubica sino que, además, no tiene el menor inconveniente en darlo a conocer a todos los presentes, lo que, unido al párrafo anterior, da como resultado una combinación cuyas consecuencias transitan entre el dolor de cabeza del respetable y la búsqueda de algún objeto punzante y afilado para cortarse las venas.

El señor de atrás, cuando ve jugar al Sevilla FC, utiliza algunas expresiones que repite con machacona e infatigable constancia durante los noventa minutos de partido. Expresiones como “¡Los de blanco palante!”, cuando quiere que el equipo ataque con prontitud, o “¡Los de blanco patrás!”, cuando teme por el contraataque del rival.

También pregunta mucho “¡¡¡¿Quién hace la diagonal?!!!”, que debe ser una jugada de estrategia que a la mayoría de la gente se nos escapa y a lo más que llegamos es a consultar la Wikipedia en el móvil y confirmarle al señor de atrás que la única Diagonal que conocemos, la de Barcelona, la diseñó el ingeniero de caminos (¿de qué si no?) Ildefonso Cerdá.

El señor de atrás no tiene el mayor reparo, cuando las cosas no vienen bien dadas, en señalar con su voz acusadora a los culpables del puntual desaguisado. “¡El 14 y el 16 se estorban!”, “¡El 10 está amamonao, cámbialo ya!”, clama irritado e impotente. Es curioso, pero nunca los cita por su nombre. ¿Será que su cabeza sólo procesa jugadas y estrategias, algoritmos y sistemas de juego? ¿Será que prima el dorsal sobre el jugador? ¿Que los números de los dorsales siempre van a estar ahí y los seres humanos que los portan se perderán en el tiempo como lágrimas en la lluvia?…

Otro de los gritos preferidos del señor de atrás, al menos es uno de los que repite con mayor asiduidad, es el de “¡Mete el pie!”, que suele ir acompañado de un insulto hacia el jugador, del tipo “nenaza”, “maricón” o, directamente y sin medias tintas, “hijo de p***”. Tratándose los jugadores destinatarios de semejantes epítetos de componentes del equipo local y, por tanto, del equipo del señor de atrás, uno tiembla sólo de pensar qué ocurrirá cuando quiera manifestar su opinión sobre los jugadores rivales, el árbitro o el VAR, todos ellos metidos en el mismo saco, por supuesto.

Sea lo que sea, parece tenerlo todo tan claro que los que nos sentamos delante callamos y atendemos a las clases magistrales que el señor de atrás nos brinda con su habitual generosidad, desparpajo e inquebrantable insistencia. Llegado el pitido final, nos vamos convencidos de que si el equipo hubiese hecho caso a las indicaciones del señor de atrás, el resultado habría sido escandalosamente favorable para nosotros.

Pero, incomprensiblemente, teniendo como tenemos todos a nuestro particular señor de atrás, el custodio de las grandes estrategias, el generador de soluciones tácticas inmediatas, el visionario de huecos y debilidades del contrario, el sumo hacedor de verdades balompédicas como puños, teniendo como tenemos todos detrás a ese señor, es raro, muy raro, que el único que no lo tenga en todo el estadio sea quien más lo necesita: Lopetegui.

EDUARDO CRUZ ACILLONA

 

Publicado en La Colina de Nervión. 5/2/2020.