EL CRISTAL CON QUE SE MIRA #49
LA SEXTA
“No sé si he comentado ya que estoy a punto de irme de vacaciones. Pues sí. Pero volveré en septiembre. Y volveré deseando titular mi primer artículo de mi segunda temporada en este equipo como “La Sexta”. Y no hablaré, precisamente, de televisión.”
Este párrafo entrecomillado lo firmé el pasado 29 de julio. Sigo de vacaciones. Y no he querido esperar a regresar para hablar de lo que decía que no iba a hablar.
Voy a hablar de televisión. Concretamente, voy a hablar de un televisor. El de un bar que está muy lejos de Sevilla y que ha reunido a gente de una peña sevillista de Granada, de una peña sevillista de Ceuta y de dos peñas sevillistas de Sevilla: Al Relente y Coke Andújar. Y detrás de un servidor, dos italianos de Milán señalando mi camiseta y preguntando quién es Coke… Y delante de un servidor, dos madrileños animando a un equipo “que es español aunque nosotros somos del Betis”.
Todos estábamos delante de ese televisor. Pero lo más emocionante estaba pasando en otra pantalla. Mi móvil vibraba más que nosotros. Mis amigos, con los que yo me había abrazado celebrando los cuartos de final y la semifinal, con los que me he abrazado siempre, estaban ahí. Compartían jugadas y emociones, fotos y memes, miedos y silencios expectantes, euforias y desasosiegos. Yo compartía fotos, memes, las mismas emociones, los mismos miedos y los mismos silencios expectantes, las mismas euforias y los mismos desasosiegos.
Acabó el partido y, un rato después, alguien tuiteó una foto de Lopetegi con este diálogo:
—Hemos hecho historia.
—Claro, hemos ganado seis copas de la UEFA.
—No, es que hemos hecho llorar a un vasco.
Yo pinché en “Me gusta” y añadí un comentario:
“No. A dos”.
EDUARDO CRUZ ACILLONA