EL CRISTAL CON QUE SE MIRA #42
LO QUE EL VIENTO SE LLEVÓ
La plataforma digital y de pago HBO, cuyas siglas no significan Hay Bodrios Originales, sino Home Box Office, es decir, Taquilla Casera o Taquilla en Casa, ha sido noticia en los últimos días al decidir eliminar de su catálogo de propuestas esa película que todo el mundo ha visto más de cien veces menos yo, que me leí el libro de Margaret Mitchell en la que está basada y me aburrí bastante.
Alegaban los de HBO que la película es racista igual que, aplicando la misma regla de tres, podían haber dicho que “La chaqueta metálica” es violenta o “La Guerra de las Galaxias” es mentira. Racista, violento y pura mentira es Donald Trump, y a ese no tienen narices de borrarlo de escena…
Días más tarde, los lumbreras de HBO, cuyas siglas no significan Historias Buenas Ocultas, rectificaron y dijeron que simplemente se trataba de un ajuste, que la volverían a emitir pero con un anuncio previo contextualizador de la época, algo así como incluir en las instrucciones de los microondas un aviso sobre el peligro evidente de meter a una mascota viva en él.
A esas alturas, desde aquella avenida donde las palmeras miran con envidia hacia Cádiz, muchos se habían unido para aplaudir la iniciativa de HBO, cuyas siglas no significan Hulio Betis Oé, y reivindicar, por la parte que les tocaba, la supresión de otros clásicos más cercanos y también dolorosos, no por la parte racista del asunto, que afortunadamente no existe, sino por la de la esclavitud, condenados a actuar siempre a rebufo de las órdenes y las estrategias de los terratenientes de Nervión, que no es Nueva Orleans ni falta que nos hace.
Muy contentos andábamos todo el fin de semana, alardeando de nuestro exquisito gusto por los clásicos mientras la programación de las plataformas digitales avanzaba con emocionantes partidos de estreno (léase el Real Sociedad – Osasuna) y aburridas y previsibles películas de toda la vida (léase el Real Madrid – Eibar) Muy contentos andábamos, digo, cuando llegó el lunes y los de HBO, cuyas siglas no significan Hoy Barre Ocampos, volvieron a programar a media tarde “Lo que el viento se llevó”. Y esta vez sí que me animé a verla. Sabía que iba a ser larga, sí, pero la primera parte se me hizo más larga todavía. Y no fue hasta el final cuando comprendí el por qué del título de aquella película. El viento se llevó dos puntos. El levante, ese viento que tan bien conocemos y que provoca las oleadas de calor a las que nunca nos llegaremos a acostumbrar del todo, ese levante, en apenas una ráfaga, puso patas arriba el argumento de la película y se llevó dos puntos. Algunos apuntaban que esto también era un clásico…
La programación continúa, no se detiene en esta locura desenfrenada y vírica que nos ha dejado como consecuencia el confinamiento y el viernes aparecerá por nuestros dominios el Barça, ese equipo que cuando descubrió e hizo debutar a Leo Messi exclamó aquello que se ha hecho tan famoso de “Aunque tenga que matar, engañar o robar, a Dios pongo por testigo que nunca más volveré a perder títulos”. Así les va, claro.
Y dado como está la clasificación de apretada en los dos primeros puestos, no sería de extrañar que, fiel al guion, cuando uno de los nuestros proteste por una manifiesta injusticia pitada contra nuestro equipo, el actor secundario que siempre soñó con ser protagonista se plante y exclame: “Francamente, querida, me importa un bledo”. Que también es un clásico, la verdad.
En todo caso, como se dice en la película, el Sánchez-Pizjuán seguirá siendo nuestro hogar y, después de todo, el sábado será otro día.
EDUARDO CRUZ ACILLONA