EL CRISTAL CON QUE SE MIRA #68
NERVIÓN
Cuando yo vivía en Bilbao, todos las mañanas paseaba junto a la ría de Nervión de camino a mis quehaceres varios. Cruzaba el puente de Deusto cuando, a un lado, todavía no existía el Guggenheim, sino el muelle donde atracaba el Pinillos, un gigantesco barco cargado de contenedores procedente de Canarias; y, al otro, Euskalduna todavía era la empresa siderometalúrgica cuyos trabajadores mejor lanzaban tornillos con tirachinas contra la policía en plena reconversión industrial, y no el señorial y pacífico Palacio de Congresos y de la Música que es ahora.
Cuando yo vivía en Bilbao, ir a la Catedral los domingos no era asistir a misa de doce para rezarle a la Virgen de Begoña, sino ir a San Mamés al partido de las cinco (¿te acuerdas cuando todos los partidos eran el domingo a las cinco?) a animar al equipo previa comunión pagana en la calle Pozas.
Ahora paseo todos los días por un Nervión diferente. He cambiado la Plaza Elíptica por la Gran Plaza, el Iruña por el Pasiego, el “¡aupa!” y el “¡epa!” por el “¿qué pasa, quillo?”, el “agur” por el “taluego” y los pintxos por las tapas. He cambiado la niebla por el sol y el puente de La Salve por el puente de los Bomberos. Y he cambiado la Catedral por el Sánchez-Pizjuán…
Un momento. Algo está ocurriendo. Algo está empezando a cuadrar. La última pieza del puzle para que todo encaje. Acabo de ver en Twitter un enlace a la web de Orgullo Biri que me ha llamado la atención. Lo he abierto y, sí, ahí estaba. Si la Catedral de Bilbao se refleja orgullosa en la ría de Nervión, este Nervión, mi nuevo Nervión, resulta que también tiene su propia catedral. Alguien se ha molestado en medir la planta de la Catedral de Sevilla y ha comprobado que cabe, perfectamente, en las dimensiones del Ramón Sánchez-Pizjuán. ¡Habemus Catedral en el barrio!
Yo no sé si ahora el arzobispo de Sevilla, el señor Asenjo, tendrá derecho a un palco Vip o a presidir los partidos junto a Castro…
Yo no sé si ahora, cuando salten los jugadores al campo, habrá que cambiar el himno del Arrebato por el baile de los Seises… Y yo no sé si estos querrán incluir en su grupo de whatsapp a Gudelj, que también lleva el número 6.
Yo no sé si ahora, como el lagarto de la Catedral, se pondrá más de moda la ración de lagartito del bar La Doma…
Yo no sé si ahora la Hermandad de La Sed entrará al estadio por la puerta 18 y saldrá por la 4 para continuar su estación de penitencia hacia el centro el Miércoles Santo…
Yo no sé si ahora la tumba de Cristóbal Colón debería ser trasladada a la Sala de Trofeos del estadio, y cómo se lo tomarán Diego Carlos, Acuña, el Mudo Vázquez (bueno, a éste ya le dará igual) u Ocampos…
Yo no sé si, como la Catedral de Sevilla ostenta desde 1987 la insigne categoría de Patrimonio de la Humanidad, ese título podemos también otorgárselo ya directamente a Monchi.
Yo no sé si ahora habrá que cambiar los taxis de la parada del Cortinglés por los coches de caballos del Archivo de Indias, pero sí tengo muy claro que Giraldillo rima con Tercer Anillo, por lo que tengo la tranquilidad de que las alturas siempre van a estar muy bien cuidadas.
Todo esto nos pilla de sorpresa, supongo que lo iremos viendo con el tiempo y que cada uno de estos detalles se irá aclarando poco a poco. De momento, déjenme celebrar que en este mi Nervión andaluz también puedo ya disfrutar de catedral. Y, si no es mucho pedir, déjenme que lo celebre al ritmo de la trompeta del Búfalo Villalibre. ¡EUP!
EDUARDO CRUZ ACILLONA
La Catedral de Sevilla cabe milimétricamente en el Sánchez-Pizjuán. pic.twitter.com/gr6dyR72Iu
— Javier Navarro (@navarrodejavier) January 18, 2021
Publicado en La Colina de Nervión. 20/1/2021.