OBRAS SON AMORES

EL CRISTAL CON QUE SE MIRA #20

OBRAS SON AMORES

He leído por ahí que el próximo sábado el Sevilla FC le hará el pasillo al Real Madrid en el Santiago Bernabéu. También he leído que es porque el equipo madrileño ha ganado este fin de semana la Supercopa de Arabia Saudí, que es un país en el que las mujeres van tapadas de pies a cabeza para que no se les note la cara de vergüenza ajena por tener que vivir allí.

En mi pueblo, y en los de alrededor, o sea, en España, la Supercopa la disputaban siempre el ganador de la Liga y el ganador de la Copa de la temporada anterior. En Arabia Saudí parece que da igual quién la juegue. A ellos lo que les gusta mucho es la película “El día de la marmota”, que en términos futbolísticos quiere decir que el Real Madrid vuelva una vez más a ganar un título de manera claramente inmerecida.

Eso es habitual. Lo que es realmente raro es que tenga que ir el Sevilla FC a Madrid a hacer un pasillo al estadio presidido por un constructor… ¿Es que no tienen disponible ninguna cuadrilla de albañiles para que les haga la obra? ¿O es que quieren copiar la técnica de Jesús Navas para convertir una simple banda derecha en un exquisito y exclusivo pasillo de alfombra verde?

Sabíamos que el Bernabéu tenía previsto acometer un conjunto de ambiciosas reformas para acabar transformado en el tupperware más grande y lujoso de toda Europa, pero desconocíamos que quisieran comenzar por el pasillo y, mucho menos, que tuvieran pensado encargárnoslo a nosotros…

Más que el pasillo, y ya que nos vamos a meter en obras, yo ayudaría a los señoritos con otras acometidas mucho más útiles para ellos y, seguramente, para su afición. Por ejemplo:

Acomodaría un parte del césped como salón, con un sofá cómodo, para que Sergio Ramos pudiera seguir enganchado al FIFA 20 conectando su Playstation al videomarcador.

Habilitaría otra parte como campo de golf para que Bale tuviera alguna motivación a la hora de saltar al césped.

Llenaría el fondo sur de tendederos para colgar sábanas y ropa blanca que den el color tradicional a la grada. Cualquier cosa antes que escuchar los cánticos de los Niños de San Florentino Pérez.

Reservaría un córner para montar una pequeña capillita en la que adorar al Cristiano Ausente.

Habilitaría un espacio de petanca para que Vinicius pudiera empezar con lo básico en el deporte de darle a la pelotita. Y otro, de Centro de Mayores para que Marcelo pudiera apuntarse a algún taller y sentirse de nuevo útil.

En la grada reservaría permanentemente dos asientos para todos los fans de Isco y de James Rodríguez. Bueno, igual necesito que sean tres asientos, que no he contado a la madre de Isco…

El palco de autoridades me lo llevaría directamente al Congreso de los Diputados, que es donde hay que hacer política, y no en un campo de fútbol. Y en el hueco dejado colocaría una gigantesca piscina de bolas para que Benzema y Marco Asensio pudieran tirarse sin miedo a lesionarse en la caída. Con la garantía de que, a pesar de la lejanía del área rival, también se consideraría penalti a favor del Madrí.

Y, por último, el banquillo local lo transformaría directamente en un mueble-bar, para qué nos vamos a andar con disimulos a estas alturas…

En todo caso, si al final aceptamos la “chapu”, le recomendaría cierta precaución a la plantilla del Sevilla FC a la hora de hacer el pasillo al Real Madrid. Esa tarea, tradicionalmente, y en cada partido, suele estar a cargo del equipo arbitral de turno. Y toca Martínez Munuera. Obras son amores… Y no nos faltan razones.

EDUARDO CRUZ ACILLONA

 

Publicado en La Colina de Nervión. 15/1/2020.