EL CRISTAL CON QUE SE MIRA #63
POCO MÁS DE DIEZ SEGUNDOS
En poco más de diez segundos, uno es capaz de ventilarse la primera cerveza bien fría un día de esos en que los termómetros te tratan de tú con la confianza de los veranos.
En poco más de diez segundos, nacen trece niños en el mundo. Lo dice Naciones Unidas, que es la organización que mejor muestra cómo de separadas estamos las naciones del mundo.
En poco más de diez segundos, se descargan más de nueve millones de canciones en iTunes, que es la plataforma de música de Apple a nivel mundial salvo en la costa de Cádiz, que se llama aTunes.
En poco más de diez segundos, el primer beso, torpe, apresurado, tímido, se convierte en un recuerdo para toda la vida, innegociable con el olvido, irrepetible como la primera vez que ves el mar o escuchas la voz de Bruce Springsteen en directo cantando “My hometown”.
En poco más de diez segundos, algo más de tres horas de video se suben a YouTube, un trabajo y un esfuerzo absolutamente innecesario porque lo que realmente ve la gente es YouPorn.
En poco más de diez segundos, y corroborando el postulado anterior, los hombres tienen un pensamiento relacionado con el sexo. Así lo confirma un estudio de investigación realizado por el instituto Kinsey, dependiente de la universidad de Indiana, pionero en la investigación sexual humana y donde los jóvenes estudiantes norteamericanos nunca tienen muy claro si rellenar la solicitud de ingreso como becarios o como conejillos de indias.
En poco más de diez segundos, a uno le puede cambiar la vida. La teoría, extendida por todo el mundo y aplicable a la vida cotidiana de cualquier ser humano, se conoce como “Contar hasta diez antes de” y supone la delgada frontera existente entre ir a la cárcel por asesinato con alevosía y ensañamiento cruel o seguir sin hacer ni puñetero caso a tu cuñado cuando exhibe su famosa y temida habilidad para resolver cualquier problema del mundo mundial, que es siempre que abre la boca, incluidos los que hasta Naciones Unidas ha dado por imposibles.
En poco más de diez segundos, uno pierde la atención por las cosas. Según afirman los gurús dedicados a la psicología de andar por casa, en esta sociedad digital en la que todo son mensajes breves y directos, el tiempo de atención y nuestra capacidad de concentración es de nueve segundos. A partir del siguiente, el segundo diez, desconectamos inmediata y automáticamente. Es decir, que usted sigue ahora mismo leyendo este artículo pero lleva pensando en sus cosas desde “Lo dice Naciones Unidas, que es la organización que”.
En poco más de diez segundos también se consumen en el mundo alrededor de 70.000 productos de Coca-Cola, lo que supone una magnífica noticia para el sector industrial dedicado a la producción, embotellado y posterior distribución y venta de ese manjar exquisito que es el ron (especialmente, valga la cuña publicitaria, el de Motril), porque a ver quién es el valiente que se toma un refresco de esos a palo seco…
En poco más de diez segundos, y esto no lo aseguran cuñados a los postres de una comida familiar, sino prestigiosos científicos en revistas especializadas, el universo se expande 150 kilómetros. Algo de lo que todos deberíamos alegrarnos sobremanera pues, si ese ritmo y esa cadencia no cesan, cada vez estaríamos más cerca de poder establecer una primera conexión con los habitantes de Sevilla Este.
Y en poco más de diez segundos, concretamente en diez segundos y seis décimas, uno, pero solamente uno, es capaz de fundar una religión. Lo hizo un tal Diego Armando Maradona, en un partido celebrado en México el 22 de junio de 1986, concretamente en el minuto 55, recibiendo el balón en el centro del campo, “lo marcan dos, pisa la pelota Maradona, arranca por la derecha el genio del fútbol mundial, deja al tercero y va a tocar para Burruchaga… ¡Siempre Maradona! ¡Genio! ¡Genio! ¡Genio! Ta-ta-ta-ta-ta-ta-ta-ta… Gooooool… Gooooool… ¡Quiero llorar! ¡Dios Santo, viva el fútbol! ¡Golaaazooo! ¡Diegoooool! ¡Maradona!”. Así lo contó, así lo cantó, el apóstol Víctor Hugo Morales.
Así que, lo que en poco más de diez segundos D10S ha unido, que no lo separe el hombre. Amen. Sin tilde.
EDUARDO CRUZ ACILLONA