EL CRISTAL CON QUE SE MIRA #114
PROMETO VER LA ALEGRÍA
Si pudiera olvidar todo aquello que fui
Si pudiera borrar
Todo lo que yo vi, no dudaría
No dudaría en volver a reír
Si pudiera explicar, las vidas que quité
Si pudiera quemar
Las armas que use, no dudaría
No dudaría en volver a reír
Prometo ver la alegría
Escarmentar de la experiencia
Pero nunca
Nunca más usar la violencia
“No dudaría”, ese bellísimo himno antibelicista escrito por uno de nuestros más grandes cantautores, Antonio Flores, sonó en los minutos previos del partido del pasado sábado en el Sánchez-Pizjuán. Fue el mejor, el más elegante y el más contundente cierre de todo lo sucedido los días previos. Un aviso a navegantes (quien quiera entender, que entienda) de una entidad, el Sevilla Fútbol Club, que está muy por encima de muchas cosas.
Porque es el único equipo de la ciudad que, para ondear la bandera del honor, usa el alma de sus aficionados, y no un palo de pvc.
Porque es el único equipo de la ciudad que se ha ganado a pulso el respeto de toda Europa en el terreno de juego.
Porque es el único equipo de la ciudad al que jugadores de máximo nivel expresan su deseo innegociable de venir, rechazando tentadoras propuestas de otros grandes e históricos clubes como el Barça o la Juventus (Martial, eres el más grande…)
Porque es el único equipo de la ciudad en el que la risa es consecuencia de la felicidad, y no de un chiste.
Porque es el único equipo de la ciudad que sabe por experiencia para qué se usan las vitrinas.
Porque es el único equipo de la ciudad que le ha puesto nombre propio con mayúsculas al historial deportivo del siglo XXI.
Porque es el único equipo de la ciudad que ha sido capaz de convertir un simple paragüero en un trofeo codiciado por todos los demás.
Porque es el único equipo de la ciudad que puede llenar la fachada principal de su estadio de leyendas, y no de agujeros.
Porque es el único equipo de la ciudad que, tras los partidos, se dirige emocionado a la afición, no a una grada vacía.
Porque es el único equipo de la ciudad que valora lo que tiene, no lo que le falta.
Porque es el único equipo de la ciudad cuyo jugador número 12 no se retira del campo en el minuto 80.
Porque es el único equipo de la ciudad que llora de alegría, no para justificar sus deficiencias.
Y si Antonio Flores sonó al comienzo del partido, una vez finalizado este en el estadio sólo se escuchó un cántico: “Joan Jordán, te quiero”. Ni un reproche. Ni un insulto. Ni una amenaza. Ni un atisbo de venganza. Por encima de todo y de todos, y le pese a quien le pese, “Joan Jordán, te quiero”.
Elegancia, señorío, clase, educación. Y siempre, y única y exclusivamente, conjugando la primera persona del plural: nosotros. Porque somos el único equipo de la ciudad. Porque somos el Puto Sevilla Fútbol Club. Que nadie lo dude.
EDUARDO CRUZ ACILLONA