UNIDAS PODEMOS

EL CRISTAL CON QUE SE MIRA #14

UNIDAS PODEMOS

Según la Waka-Wakapedia, que es la enciclopedia que consultan los aficionados culés, el 20 de diciembre es el cumpleaños del jugador francés Mbappé, a quien se apresurarán a felicitar efusivamente y con muy mala leche desde primera hora de la mañana para adelantarse a esos que visten de blanco en la capital del reino y que sueñan con empadronar sus pases y sus virguerías en la mismísima Castellana.

En cambio, según la Biri-Biripedia, que es la enciclopedia que consultan los sevillistas, el 20 de diciembre es la fecha de celebración de la Junta General Ordinaria del Sevilla Fútbol Club, una fecha que se antoja histórica desde que, el pasado día 24, un grupo de irreductibles galos (a la manera de los cómics de Astérix y Obélix), plantando cara al imperio romano comandado por el emperador “Julio César” Castro, consiguiera reunir un total de 5.317 acciones y superar esa barrera del 5% de representación que les da derecho a modificar el Orden del Día de la citada Junta y proponer, como venían reclamando desde hace mucho tiempo, el blindaje del estadio Ramón Sánchez-Pizjuán así como el de la Ciudad Deportiva José Ramón Cisneros Palacios.

De esta forma, se da el primer paso para que nuestros hijos no tengan que decir que detrás del mamotreto ese del Nervión Plaza se ubica el Wanda Nelvión, sí, con “ele”, que los chinos ya se sabe cómo andan de pronunciación, ¿verdad, Machuca?… Se da el primer paso para que, aún mejor, no tengamos que comprarnos la equipación de intrépido aventurero para desplazarnos a ver un partido al lejano Estadio Olímpico, aquella ruina rodeada por jaramagos por dentro y fuera de sus muros, mientras en el hueco dejado junto a la avenida de Eduardo Dato, ojo al dato, construyen una urbanización de lujo rodeada de especulación y comisiones también por dentro y fuera de sus muros.

Mientras en Cataluña la empresa familiar Pujol&Ferrusola constituía la identidad nacional a base de un 3%, aquí es más de un 5% el que construye una identidad emocional basada en lo aprendido desde pequeños, una identidad que respeta los símbolos y el patrimonio histórico no como una herencia recibida en la cuenta corriente sino como un tesoro a transmitir íntegro y aumentado a las generaciones venideras, que enarbola la bandera del “juego limpio” y la lleva orgulloso tanto al resto de estadios del país como a los libros contables del club, que establece sus fronteras en las líneas blancas del área grande y las defiende sin nunca rendirse, con arrebato y orgullo, que mira al cielo y en el tercer anillo no ve una oportunidad de negocio sino el lugar donde se ubican los más queridos socios del club, que rinde homenaje a sus héroes caídos a puertas abiertas (la 10, la 16…) y cuyo ejército se moviliza cada domingo vestido de blanco y con las armas más eficaces y precisas que puedan existir en el mercado armamentístico mundial: una bufanda y un corazón.

En ese poco más del 5% reside la idiosincracia del Sevilla FC, la que desde 1890 le ha hecho grande y respetado, tanto en los malos momentos como en los que las vitrinas se llenaban de lo que los envidiosos tildaban de “paragüeros”. Detrás de cada acción comprada seguro que hay una historia, una emoción, un sacrificio, una renuncia. Detrás de cada una de esas acciones (“Yo tengo dos”, “Pues yo, con la pensión que tengo, sólo he podido comprar cuatro”, “Yo cinco, pero me he pulido los ahorros para el móvil nuevo”…), detrás de cada una de esas acciones, digo, está el hashtag #YoNoVendo, que debería ser permanente trending topic en el ranking de la honradez. Detrás de cada una de esas acciones, en resumidas cuentas, está la esencia más pura del sevillismo. Un respeto.

¡Unidas (las acciones) Podemos! De momento, ¡enhorabuena a todas!

EDUARDO CRUZ ACILLONA

 

Publicado en La Colina de Nervión. 27/11/2019.